#PedacitosDeHistoria del Gipsy Capitulo 1
Cap. 1. Introducción
La historia del Gipsy es la del mar, una aventura de supervivencia y adaptación a los tiempos. A mediados de los años veinte, uno de los grandes empresarios de le época, D. Horacio Echevarrieta, mandaba a construir en sus astilleros de Cádiz, Echevarrieta y Larrinaga, un barco para uso personal que se llamaría Marichu, en honor a su hija fallecida. Un ketch cangrejo de 11.90 m de eslora, 3.45 m de manga y un calado de 2.20 m.
Tras la construcción del buque escuela Español Juan Sebastián Elcano, el astillero sufre un impasse mientras esperaba luz verde por parte del gobierno de la II República del entonces puntero submarino Español tipo E. Aprovechando este parón y utilizando la mano de obra y las maderas sobrantes de nuestro Buque Escuela, D. Horacio decide ordenar la construcción de un Colin Archer para su uso y disfrute.
En 1927 se botaba el Marichu, un barco pequeño en la actualidad, pero importante en tamaño y singular en la época. Disponía de un motor intraborda, sistema de radio para la comunicación con otros barcos y la costa (único en aquella época y que a la postre le salvó la vida en su larga historia) e interiores diseñados para el confort, algo nada común para la fecha. Un año más tarde, en Bilbao, pasó a formar parte de una flota de Recreo junto con la goleta Maria del Carmen Ana ex Meteor IV del Káiser Guillermo II.
En la primera mitad de los años treinta, ante la complicada situación político económica del país, D. Horacio vende el barco a un noruego, importador de salmón de su país natal, y un Español, Loevick y Hortet. Adquirieron el especial velero y lo trasladaron a Barcelona, donde le cambian al nombre a Gipsy, el “nómada” apodo por el que era familiarmente conocido el navegante catalán. La razón por la cual lo adquirieron fue la existencia de su moderno equipamiento: el motor y la radio.
Con el estallido de la Guerra Civil, el Gipsy se convirtió en espía al servicio de la inteligencia del bando Nacional abanderándose en el Reino Unido. Lo que parecía aparentemente un bonito yate de recreo inglés, era en realidad los ojos y oídos de un ejército en el mar. Los restos de las marcas de metralla en sus palos lo continúan corroborando.
Acabado el conflicto bélico, regresó a Barcelona y Hortet hizo uso vacacional de él. Más tarde, lo vendió a una familia de la nobleza catalana y finalmente se volvió a vender en 1951 a Jose Luis Rubio y Estanislao Sévil por su motor intraborda. Los nuevos propietarios del Gipsy lo trasladan a Tarragona, donde se incorpora como uno mas de la familia Vilar, a la que ambos pertenecían de una manera u otra. Durante su estancia en Tarragona, donde no dejó nunca de navegar, fue cambiando de propietarios dentro de la familia Vilar hasta que en 1993 se organizó una Comunidad de Bienes donde además de los miembros de la familia, Ricardo Vilar (Tio Ricardo) su armador anterior, Estanislao Sevil (Tanis) que se vuelve a convertir en armador del barco, Juan Herrera, Jose Luis Vilar (Josele), Ricardo Rubio (Petete) y dos miembros ajenos a la familia, Jesus Sáez (Suso) y Enrique Viñas. Ellos llevan a cabo una obra de mantenimiento seria aprovechando una escuela taller de carpinteros de ribera de Tarragona y se le modifica su interior pasando la cocina de proa a popa y el baño se desplaza de la popa de la cámara a proa.
En el año 2002 el barco se traslada a La Manga del Mar Menor para iniciar un gran proceso de restauración que le llevó 4 años. Se revisó tabla a tabla, cuaderna a cuaderna, siempre siguiendo los dibujos de su diseñador Collin Archer. Se disuelve entonces la Comunidad de Bienes y Josele y Petete pasan a ser sus armadores, actualmente, Presidente y Consejero Delegado respectivamente de Gipsy 1927. Nadie sabe más sobre este velero clásico que ellos. Desde que lo adquiriera su familia, el Gipsy ha tenido dos restauraciones importantes, una en 1969 y otra en 2006. Siempre respetando su estructura principal y su construcción original. Aproximadamente un 30% del yate mantiene los materiales de 1927.
Con toda esta historia surgimos nosotros, un grupo de entusiastas de la vela que se reúnen en torno al Gipsy y a la Fundación Vela Clásica de España para, a través de la comercialización de productos y servicios relacionados con el mundo de La Mar y su entorno, promover y fomentar la Vela a través de los barcos clásicos que quedan vivos. Importante no olvidar la amplia historia que une a nuestro país con el mar.